Si, otra vez nos encontramos en este largo camino, la primera vez hablábamos de la Galería ‘’Artium’’. Ahora nos toca un desafío más extremo y literalmente más
Martes en la mañana, mientras yo realizaba un hermoso y maravilloso trabajo de naturaleza muerte en la sala de arte cuando el profesor no entrega una hoja impresa a color donde tenía por escrito una dirección un horario y el nombre de un museo. Me quede pensando y no lo pude creer, teníamos que ir nuevamente a galerías o museos de arte, había quedado agotado de la primera visita y ya no daba más para otra.
Además, se sumo a esto la ubicación de este recinto, era más lejos que Alonso de Córdoba por lo menos unas diez cuadras más hacia el norte.
Ese día después de clases, camino a mi casa me puse a pensar varias cosas que serían trascendentales para la visita: ¿a qué hora iré?, ¿Cuándo iré?, ¿Qué semejanzas tendrá con la de Alonso de Córdoba?, ¿qué micro tomaré? , ¿cuando me demoraría? Y por último la pregunta más importante: ¿me gustará?
Cuando llegue a mi casa tomé una decisión importante, decidí ir una semana más tarde, debido a la serie de trabajos, tareas, y pruebas que teníamos programados para los días cercanos.
Llego el gran día, luego de clases, tomé una micro con dirección a Alonso Sotomayor 4110, Vitacura, Santiago de Chile. Cuando bajé del transantiago estaba un poco perdido, solo había consultado la dirección antes y no recordé en ese momento el numero ni la calle donde se encontraba el recinto, solo sentí un vago recuerdo de que quedaba pasado la calle Vitacura y que la calle tenía el mismo nombre que la que habíamos visitado anteriormente, pero con distinto apellido.
Al pasar de los minutos se me fue quitando el temor transformándose en una alegría tremenda viendo la variedad de autos de lujo que provenían de las numerosas embajadas que adornaban la calle sombría y húmeda.
Todo está oscuridad provocada por la gran cantidad de arboles contrasto con la hermosa, e iluminada experiencia que vive en el museo Ralli. Adornado perfectamente, ordenado perfectamente, y lo que me llamo más la atención, iluminado perfectamente.
Comencemos por la persecución que tuve por parte de los guardias debido a que era extraño ver a una persona en ese museo, no vi a nadie, solamente a los guardias y a las esculturas que sentí que me miraban constantemente.
Me pareció increíble el tamaño real que tomaban la mayoría de las esculturas donde me hizo parecer que eran personas reales que me acompañaban en la sala.
En esta foto podemos apreciar una escultura realmente espectacular, donde juega un papel fundamental la ropa que utiliza el personaje, en el abrigo de este se puede apre
Siguiendo mi camino por las diferentes salas me encuentro a menudo con pinturas que nos entregan una cantidad impresionante de colores tanto oscuros como claros, donde se complementan perfectamente para lograr la belleza:
El museo contaba con dos pisos y cuando subía las escaleras para llegar al segundo piso me encontré con una de las obras más maravillosas creadas por artista chileno: Hernán Meschi.
Oleo sobre tela.
Al ver esta obra veo representado el mundo real mezclado con el mundo ficticio, tenemos por el lado de lo real a Jesús crucificado, y la imagen de un militar, y por el lado de la ficción se puede observar a Charles Chaplin, y a Marilín Monroe.
Terminando mi camino me encontré con cuadros unidos uno al lado del otro formando así una sola obra, que llegaba a medir unos tres metros de largo y lo podemos ver en las siguientes imágenes:
Llegando al fin del camino observo una muralla con una fila de pinturas que no despertaron mayor interés en mi por su falta de profundidad y por su simplicidad en su técnica entonces solo me restringí a sacarle una foto.
Ya no quedaba nada, llego el fin, retiré mis cosas de la recepción y el portero me dijo que si podía dejar una nota, impresión o sugerencia del museo.
Básicamente pensé cuanto las obras me sorprendieron, que bien cuidado estaba el recinto, y la cantidad de millones que habrían invertido en el. Luego de esta conversación personal que tuve conmigo mismo, le pregunte al portero como financiaban esto y ahí el me explicó
que el museo era sin fines de lucro (no se buscaba dinero a cambio), y me sorprendió aun mas que era una institución privada y no financiada por el estado. Simplemente el interés del dueño Sr. Recanati de exibir estas obras.